
Éste es uno de los cuadros del genio impresionista que más admiro por la luz y el color que tan bien están plasmados en esta obra. Fue una de sus últimas pinturas y de las más reconocidas, como si Renoir hubiera querido despedirse dejando el listón muy alto o como si la vida se le hubiese quedado corta para poder superar ese nivel de maestría que ya poseía.
La pintura se encuentra en Washington, en el museo de la Colección Phillips… ¡y mi deseo poder visitarlo algún día!!

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