El «Yellow Day» es conocido como el día más feliz del año y se celebra cada 20 de junio. Esta efeméride nace como una especie de contraparte del «Blue Monday», el día que se popularizó como el más triste del año. El Blue Monday se asocia con sensaciones de melancolía y desánimo, mientras que el Yellow Day aboga por el optimismo y la alegría, apoyándose en diversas variables psicológicas y meteorológicas.
La elección del 20 de junio no es aleatoria, sino que responde a condiciones muy favorables para el cuerpo y el ánimo. Durante esta jornada, se registran temperaturas moderadas —que es lo óptimo para el bienestar humano— y un aumento considerable en el número de horas de luz. Esta combinación crea un ambiente propicio para la liberación de hormonas relacionadas con el estado de ánimo positivo, como la serotonina, y nos prepara para disfrutar de la llegada del verano, una época asociada a las vacaciones y una mejor calidad de vida.
Además, el color amarillo, que predomina en esta celebración, se asocia comúnmente con la felicidad, el optimismo y la energía positiva. Esta simbología refuerza la idea de que el 20 de junio es un día para celebrar la vida y el bienestar, y se aleja del pesimismo y la tristeza que se asocian con otros momentos del año. En definitiva, el Yellow Day nos recuerda la importancia de aprovechar al máximo los días en que las condiciones climáticas y emocionales se alinean para hacernos sentir más felices.
¿Sabías que esta idea surge de una fórmula que combina datos meteorológicos y psicológicos? Existen debates y estudios sobre la influencia real del clima en nuestro estado de ánimo, y el Yellow Day es un ejemplo interesante de cómo la ciencia y la cultura popular se unen para crear celebraciones que invitan a mejorar nuestra calidad de vida.

Origen del «Yellow Day».
Como te he contado anteriormente, el origen del Yellow Day se remonta a la idea de contrarrestar el concepto del Blue Monday, el día más triste del año. El psicólogo Cliff Arnall, quien desarrolló la fórmula matemática para el Blue Monday, sugirió que, si se podía identificar un día con condiciones optimizadas para el bienestar, también se podría establecer una fecha «positiva». En 2005, propuso que un día que combinara factores meteorológicos y psicológicos —como temperaturas moderadas, abundancia de luz solar y el ambiente propio del preludio del verano— fuese designado como el día más feliz del año, dando origen al Yellow Day.
El 20 de junio fue elegido por varios factores favorables: en muchos lugares, este día se caracteriza por tener temperaturas suaves y no excesivamente altas, muchas horas de luz y la cercanía de las vacaciones de verano, lo que refuerza la sensación de libertad y bienestar. Además, el color amarillo, tradicionalmente asociado con el optimismo, la energía y la alegría, es el símbolo perfecto para encapsular esta atmósfera positiva. La idea fue rápidamente adoptada y difundida en varios países, consolidándose como una celebración que invita a las personas a aprovechar las «buenas vibraciones» que ofrece el clima y la estación.
Esta amalgama de datos y emociones no solo se fundamenta en argumentos científicos sobre la influencia de la luz y la temperatura en nuestro estado de ánimo, sino también en una estrategia cultural y publicitaria orientada a fomentar el bienestar y la celebración de la vida.

Influencia del clima en nuestras emociones.
El clima influye profundamente en nuestras emociones a través de mecanismos fisiológicos y psicológicos. Uno de los factores más importantes es la luz solar. Cuando disfrutamos de días soleados, la exposición a la luz natural estimula la producción de serotonina, el neurotransmisor asociado con la felicidad y el bienestar. Por el contrario, en días nublados o durante el invierno, la escasez de luz puede provocar una disminución de los niveles de serotonina y un aumento de la producción de melatonina, sustancia asociada a sentimientos de tristeza, letargo y, en ciertos casos, a trastornos como el trastorno afectivo estacional (TAE).
La temperatura es otro elemento crucial. Una temperatura moderada suele estar vinculada al confort físico, lo que contribuye a un estado de ánimo estable y positivo. Sin embargo, tanto el calor extremo como el frío intenso pueden resultar incómodos, provocar irritabilidad y, en ocasiones, aumentar el estrés. La forma en que respondemos a estas condiciones varía de una persona a otra, ya que factores individuales, como la salud, la genética y las experiencias previas, modulan la forma en la que percibimos y reaccionamos ante el ambiente.
Además, otros componentes del clima, como la humedad, la presión atmosférica y los cambios repentinos en las condiciones meteorológicas, también pueden influir en nuestro estado emocional. Por ejemplo, las fluctuaciones rápidas en las condiciones meteorológicas pueden desencadenar respuestas fisiológicas notables, como variaciones en el ritmo cardíaco o en los niveles de estrés, lo que a su vez repercute en nuestro estado de ánimo. Esta interacción entre factores climáticos y respuestas emocionales es compleja y se ve matizada por el entorno social y cultural en el que nos movemos.
En resumen, el clima influye en nuestras emociones a través de varios canales biológicos y ambientales. Comprender estas interacciones nos permite desarrollar estrategias para mitigar sus efectos negativos, por ejemplo, aprovechando los días soleados para actividades al aire libre o utilizando terapias de luz en épocas de menor luminosidad. Este conocimiento ha dado lugar a la creación del «Yellow Day», que busca destacar y contagiar la alegría cuando las condiciones climáticas son óptimas para nuestro bienestar.

Más información:
- 20 de junio: ¿Por qué el Yellow Day es el día más feliz del año? – National Geographic.
- Influencia del clima en nuestras emociones y estado de ánimo diario – equilibrioemocional.org.
- Reflexiones: Días de lluvia, entre la inspiración y la apatía.
- Reflexiones: Primavera, el Lienzo del Renacer.
- Otras efemérides.
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